
Tal pareciera que numerosos medios informativos locales estuvieran esperando un buen pretexto para arremeter en contra de la presidenta municipal de Puebla, Blanca Alcalá Ruíz, quien “ya no ve lo duro, sino lo tupido” en cuanto a críticas por su caótica administración municipal.
El pretexto más reciente fue la desventurada caída de un árbol que mató a una niña he hirió a otras personas más, lo que obligó a la Alcalá a renunciar a tres de sus funcionarios, pretendiendo compensar con ello, una pérdida irreparable como lo es una vida humana; máxime si se trata de una vida infantil.
Cierto; ni siquiera con su propia renuncia a la presidencia municipal compensaría ninguna vida humana.
Luego entonces, existe una estimación general sobre que, el haber renunciado a sus colaboradores; haber encargado a otras empresas, no la poda, sino el criminal exterminio de los árboles para acallar a la sociedad y a su propia conciencia, ha sido otro grave error que empujan al endeble prestigio político de Alcalá, al naufragio.
Sus defensores apuntan sus baterías señalando que es una embestida orquestada por el director de comunicación social, Javier Sánchez Galicia, o por el expresidente municipal, Enrique Doger Guerrero y otros más que se ven rebasados en sus aspiraciones políticas. Sin embargo, la ley es clara al señalar que el (en este caso, la) presidente municipal es el encargado y responsable de representar al ayuntamiento y ejecutar sus resoluciones;(Const. General de la República Art. 115; Ley del Estado de Puebla (105) ; Ley Orgánica Municipal (art. 91)
Es decir: si en una familia existen uno o más hijos malandrines, la responsabilidad recae en el jefe de la familia quien tiene que cargar con todas las consecuencias.
Pero el accidente sólo fue el parteaguas en el que confluyen factores de interés político, económico, periodístico y social, por decir sólo algunos; y lo interesante es que casi todos están significados por la ineficiencia, ignorancia, inexperiencia y soberbia de una Blanca Alcalá que el máximo poder político insufló para que pudiera poner el nalgatorio en un sillón presidencial municipal que solo era privativo de nalgatorios masculinos de probada experiencia; pero que, revisando su paso por las diversas dependencias, ha pasado más con pena que con gloria, como es el caso del Instituto Poblano de la Mujer en el que no aportó nada, o en Banrural donde, a decir de los funcionarios, entre su impuesto amigo Victor M. Giorgana y ella, como directora de la institución, hicieron allí todo un chilaquil que les costó a sus sucesores más de un año reorganizar esa institución.
Para variar, el desatino en el manejo de “comunicación social” que se ha encargado de cuidar más su imagen que difundir con efectividad las actividades municipales y la tendencia excluyente a medios locales, subestimados bajo pretextos estúpidos, han provocado las reacciones más virulentas en las que a la alabastrina presidenta, de pendeja ya no la bajan.
“Noticiero Quid”, con más de 30 años de periodismo activo, es un ejemplo que nos muestra la anatomía de lo que parece ser este naufragio “alcalino”

Nadie quiere a Doña Blanca.
Desde el propio gobernador Mario Marín, quien no puede ocultar que la vomita de repudio ante la incapacidad política y la ignorancia administrativa total con que “gobierna” el municipio que en lo personal guarda afectos y sentimientos especiales por ser la base de su meteórica, exitosa y poderosa carrera política; hasta el habitante de la colonia popular más humilde de la Angelópolis, indignado y horrorizado ante el descaro, la ineptitud y la mentira con que la señora Alcalá ha destrozado y transformado en un muladar la antigua majestuosa capital y sus juntas auxiliares.
Las clases medias le tienen miedo y asco,
Doña Blanca.
cuando en cada esquina de sus hogares existe un cabaret, un prostíbulo, una casa de citas o masajes o un prostíbulo en sus diferentes disfraces donde se vende droga, se comercia con menores de edad y se escandaliza día y noche, gracias a los pagos que a cambio de protección cobran puntualmente los testaferros de la dama tlaxcalteca.
Las clases pudientes la saben manejada por un grupo zorruno encabezado por la ex amante del defraudador argentino Carlos Ahumada y por la pareja sentimental de uno de los más afamados alquimistas mapacheros electorales priístas; así como el mal visto madrinazgo, extraña y profunda relación, protección y complicidad que le brinda la lideresa nacional priísta Beatriz Paredes Rangel, afamada por sus características y tendencias diferentes a las generales en el ser humano.
Con sus excepciones, claro, entre los grupos de poder económico con los que elucubra y ejecuta jugosas y bien remuneradas actividades en la dispendiosa pero equivocada y mal hecha obra pública.
No es un secreto que de acuerdo con la época y el momento político que se vivía en los momentos de selección de candidato a la presidencia municipal poblana, el mal entendido y un mal manejo de la imagen gubernamental daba como consecuencia que las encuestas indicaran que, fuese quien fuese el abanderado a la presidencia municipal poblana, los panistas tenían ganada la alcaldía aunque postularan a un perro vestido de azul.
El priísmo se guardó lo mejor de sus cuadros y reservas, en la adelantada víspera de las elecciones a diputados federales de fase intermedia, prioritarios sus triunfos en el proceso de recuperación de la mayoría en el congreso y como un paso adelantado a la recuperación de Los Pinos.
Con una derrota anticipada, no importaba el nombre de quien se estableciera como candidato a la alcaldía poblana, convenientemente la figura más gris y sin arraigo de la comunidad tricolor; penoso cargo que recayó en la más desdichada de sus cuadros, doña Blanca Alcalá.
Artífice del poder, dueño absoluto de un carisma indiscutible y de un cariño y simpatía populares extremos, el gobernador Mario Marín continuó con su acostumbrado ritmo de trabajo, en la inteligencia y convicción para la realización de obras prioritarias para la comunidad poblana, sobre todo a favor de las clases más desposeídas y marginadas.
La incansabilidad marinista arrastra y contagia la popularidad a los abanderados priístas, incluida doña Blanca; aunándose una serie de factores como la pobreza intelectual, basura política, misoginia y soberbia del candidato panista Antonio Sánchez Díaz de Rivera, y…. resurge el PRI, arrastrando en la victoria a la señora Alcalá.
Es una historia del dominio público que en lugar de un agradecimiento a su verdadero creador político, Blanca Alcalá Ruíz, la presidenta municipal, concurre en una serie de intrigas, canalladas, difamaciones e insultos, en forma constante, en contra de Mario Marín Torres, llevada por su estulticia y una vanidad enfermiza cultivada por sus amigas de la agencia de imagen “Sostén” (excelente nombre para un prostíbulo pueblerino) y el manto protector de la señora Paredes. Como consecuencia, aún en el presente, se sueña como abanderada tricolor en el proceso electoral del próximo año a la gubernatura de la entidad. Olvida el dicho bíblico de que las flores no se hicieron para los cerdos.
Lo que la presidenta municipal hace con las clases populares, sus colonias y barrios, es indignante. Día a día se pregona por prensa escrita, televisión y radio, como magnas obras, el tapado de un bache o el arreglo de una banqueta. Las mismas administraciones panistas, relegadas económicamente por el gobierno estatal, realizaron obras de a de veras, no tapamiento de baches con materiales de ínfima calidad, cobrados a precios exorbitantes por empresas en las que la doña y su propia familia y los amigos cómplices llevan una tajada millonaria.
La pavimentación, remozamiento y mantenimiento total de la infraestructura en colonias populares, es ejecutada por el gobierno del estado, como puede confirmarse en la propia página web del gobierno; con fotos en donde Blanca aparece como una invitada indeseada.
Doña Blanca, citado está, es la responsable de los cientos y quizas millares de sitios en los que se practica la prostitución infantil, la perversión y el narcotráfico, a cambio de muy fuertes sumas de dinero.
No se conforma con ello, en pleno Centro Histórico de la Ciudad “patrimonio de la humanidad” protege y controla a centenares de jovencitas menores de edad obligadas a prostituirse y drogarse; y como claro ejemplo a la vista del público tenemos el afamado callejón del antiguo cine Variedades.
Entre las actividades de menor complejidad en el manejo de la ciudad resalta la conservación de parques y jardines. El pródigo clima poblano permite el crecimiento natural de la flora, quedando solamente en manos humanas la poda y el arreglo de los mismos, así como el derribo de los árboles que han cumplido su ciclo natural de vida.
Uno de esos viejos y podridos árboles, que ya había sido notificado en su peligrosidad a la señora presidenta, originó en su caida la muerte de una niña inocente. A tal razón, en la indignación ciudadana, se hizo una parodia de la serie “mujeres asesinas” que alguien de suma inteligencia subió en video a you tube, provocando la ira climatérica de doña Blanca que amenaza con refundir en la cárcel al autor del video…, si es que lo encuentra.
El propio gobernador Mario Marín, en charla con los reporteros sobre los deseos de doña Blanca de convertirse en su sucesora, contundentemente fijó que antes de sus “legítimas aspiraciones” está obligada a esclarecer y brindar justicia y apoyo en lo que técnicamente es un homicidio.
Doña Blanca y sus cómplices y secuaces integran un grupo prepotente, altamente corrupto, descaradamente ineficiente y con una altanería y soberbia que imponen sobre las clases populares que alguna vez se creyeron el cuento de “la muchachita buena”.
Son una sociedad secreta y podrida, que actúa implacable a favor de sus sucios intereses sin importarles pisotear la dignidad de la comunidad poblana.
Algo peor que la mafia. Es la familia poblana.
Seguiremos informando.
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