
Acostumbrado a los sonidos del silencio --que noche a noche se fundían con la acompasada respiración de Pedroche, nuestro protagonista--, el zumbido, casi imperceptible de un “zancudo” rompió con ese concierto arrancándolo instantáneamente de su profundo sueño para enfrentarlo con la realidad.
Armado de un luido cojín –herencia de su abuela- a tientas prendió la luz y esperó a que sus ojos cesaran en su involuntario extravío.
Mientras se despabilaba nuestro protagonista, rascándose mecánicamente un brazo y la mejilla y entre bostezo y bostezo mascullaba sendas ofensas y mentadas de madre contra el intruso que no sólo interrumpió su descanso, sino que ya lo había picado, cuando menos dos veces.
¡“Desgraciado… infelíz!, se decía, ¡pero de aquí no sales vivo. Todo está cerrado y no tienes a donde correr…” !. Y al decir esto no pudo contener una soñolienta carcajadilla al darse cuenta que los moscos no corren, sino vuelan; no corren, sino que se esconden. ¡Y vaya que se saben esconder!
Consciente de esto Pedroche pulsó firmemente su cojín y se dio a la tarea de cazar pacientemente a quien hubo osado extraerle algunos microgramos de su preciada sangre.
Esto lo llevó al recuerdo de su juventud, cuando trabajando como agente viajero por el sureste de nuestro país, México, se enfrentaba diariamente al ataque masivo de cientos de moscos que increíblemente lograban penetrar en los cuartos del hotel, a pesar de las telas protectoras, mosquiteros y "pabellones" que protegían las hamacas o camas. Y aun cuando rociaba con “dedeté” para combatirlos, siempre quedaban algunos que se daban un banquete con su sangre.
Y el combate contra ellos se volvió cotidiano...
Y el combate contra ellos se hubo convertido, más que en una costumbre , en un “hobbie” tal que cuando regresó a Puebla, su tierra natal, traía como trofeos inapreciables varias cajitas de cerillos de “La Central” con miles de ellos. Se jactaba, incluso, que en tan sólo tres días había cazado en su cuarto de hotel, en Mérida, Yucatán, ¡¡432 mosquitos!!. Ah, pero lo que Pedroche omitió a propósito fue que a causa de sus combates contra sus pequeños enemigos voladores éste contrajo el paludismo, lo que evitó que siguiera viajando…
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De regreso a su realidad, sosteniéndo con una mano sus calzóncillos (por el desgaste del resorte) Pedroche por fin localizó a su huidizo agresor, y después de algunos fallidos intentos, ..¡Cuazzz…!! el diminuto mosco, imposibilitado para huir con la rapidez necesaria a causa de haber chupado cuando menos tres veces el peso de su propio cuerpo… cayó abatido por el impacto del tremendo cojinazo embarrándolo con la sangre chupada…
Al verlo caer desmadejadamente en un caprichoso remolino, nuestro héroe vociferaba en voz alta: “tenías tanta hierba afuera para alimentarte; pero no… preferiste entrar furtivamente para chuparme la sangre". Acto seguido, despreocupadamente Pedroche, mirando lacónicamente su cojín se puso un zapato y reaplastando hasta el rechinido contra el suelo al ya muerto mosquito, triunfalmente casi gritó: “¿quisiste entrar al juego de la muerte, no…? ¡Pues muerto estás, cabrón..!!
Cumplida su misión Pedroche aventó “por ahí” su zapato y reanudó su apacible sueño, acompañado, como siempre, del cojin de su abuela y de sus ya conocidos sonidos del silencio, cayendo en un sueño tan profundo… que ya no se dió cuenta de nada…
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Poco tiempo después llegaba la carroza fúnebre con el cuerpo de Pedroche quien no pudo atenderse del dengue porque se había ido de vacaciones a un lugar donde no había ni siquiera un mejoral…
Nadie supo que en ese sueño tan profundo había firmado su sentencia de muerte a causa de otros mosquitos, que siendo menos temerarios que el primero, pero más cabrones, aguardaron macabra y pacientemente en los recovecos más obscuros de la recámara a que Pedroche estuviera indefenso de las lancetas hipodérmicas, las que antes de absorber su sangre, hubieron inyectado suficientes dosis de virus que finalmente hicieron sucumbir a quien se creyó vencedor en ese juego de la muerte…
En y durante el velorio de Pedroche, ocurría un singular concierto de zumbidos, indiferentes a la comprensión humana, pero que con un poco de malicia e imaginación locuáz, bien podría descifrarse como una macabra sentencia: “Pedroche entró al juego de la muerte…Y Pedroche también perdió…”
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POR DANIEL MORENO MONTIEL
En esta historia; parte de la realidad y parte de la imaginación nos referimos a dos enfermedades provocadas por la transmisión de los mosquitos: el paludismo y el dengue. Ambas enfermedades son similares entre sí, así como la fisonomía y características de los mosquitos transmisores. Y el propósito de la historia “El Juego de la Muerte” persigue distinguir uno de otro.
¿ QUE ES EL PALUDISMO O MALARIA ?
El paludismo o malaria es una enfermedad muy extendida en el trópico. Es una de las principales causas de mortalidad en el mundo. La malaria ha infectado a los humanos ¡¡por más de 50,000 años!!, y puede que haya sido un patógeno humano durante la historia entera de nuestra especie. Está causada por un protozoo (Plasmodium) o virus que es transmitido al hombre a través de la picadura de la hembra del mosquito Anophele Anopheles (un genero de mosquito de la familia Culicidae).
Existen cuatro especies de Plasmodium que causan la enfermedad en el hombre (P. vivax, P. ovale, P. malariae y P. falciparum). Las tres primeras producen un paludismo relativamente benigno, pero la cuarta produce un paludismo grave que amenaza la vida del enfermo. Además, con el paso del tiempo, Plasmodium falciparum ha desarrollado resistencia a algunos de los medicamentos utilizados por el ser humano para combatirlo.
Plasmodium, el antigeno:Plasmodium es un género de protistas del filo Apicomplexa, clase Aconoidadisa, orden Haemosporida y familia Plasmodiidae del que se conocen más de 175 especiae. El parásito siempre tiene dos huéspedes en su ciclo vital: un mosquito que actúa como vector y un huésped vertebrado . Al menos diez especies infectan al hombre. Para humanos hay cuatro especies de Plasmodium que provocan la malaria o paludismo: P. falciparum, P. malariae, P. ovale y P. vivax, de las cuales sólo la primera es realmente una amenaza para la vida. Otras especies infectan a otros animales, incluyendo aves, reptiles y roedores.
SINTOMAS:
La manifestación clínica típica del paludismo es el acceso palúdico: cada dos o tres días el paciente presenta escalofríos seguidos de fiebre alta; horas después presenta sudoración abundante y desaparece la fiebre. Este patrón de fiebre cada dos o tres días es muy característico y se da en el paludismo benigno; pero cuando se trata de paludismo por Plasmodium falciparum los accesos palúdicos pueden presentarse de forma irregular y acompañarse de otras manifestaciones clínicas que inducen confusiones en el diagnóstico. En ocasiones el paludismo se confunde con gripe, artritis, gastroenteritis u otras enfermedades o, como últimamente, la del dengue
MEDICAMENTOS: Cloroquina; Halofantrina: Mefloquina; Sulfadoxina-pirimetamina.
carloscienciasmc.blogspot.com/2008_11_01_arch...
Cabe decir que hace 5 décadas, el único medicamento más o menos eficaz para el tratamiento del paludismo en nuestro país, México, era la quinina. Aparte de eso, solamente superaban la enfermedad los habitantes que de tanto ser picados e infectados por el mosquito “anopheles” desarrollaron la “inmunidad adquirida”; es decir que son portadores más o menos asintomáticos del parásito. Posteriormente se desarrollaría la vacuna contra esta enfermedad, a grado tal, que en nuestro país literalmente el paludismo está erradicado; sin embargo, mucha gente la confunde con el dengue (Nota del Editor).
¿QUE ES EL DENGUE?
El dengue es una enfermedad febril también trasmitida por un mosquito que es el portador del virus DEN-1, 2, 3 Y 4 estrechamente relacionados con los serotipos del género Flavivirus, de la familia Flaviviridae.
SINTOMAS: fiebre de aparición súbita que dura 3 a 7 día sacompañada de dolor de cabeza, articulaciones y músculos.[1] Una variedad grave de la fiebre dengue es el dengue hemorrágico (DH) que cursa con pérdida de líquido y sangre por trastornos de la coagulación. Ambas son enfermedades transmitidas por el mismo mosquito predominante en los trópicos, en África, norte de Australia y en Sudamérica, aunque en estos últimos tiempos se está dando en Europa y en todo el continente americano entre los que se encuentra nuestro país, México.
CUADRO CLINICO
El cuadro clínico de la fiebre dengue y la presentación de las diversas manifestaciones y complicaciones varía, en ocasiones de un paciente a otro. Después de un período de incubación entre 5 a 8 días, aparece un cuadro viral caracterizado por fiebre, dolores de cabeza y dolor intenso en las articulaciones (artralgia) y músculos (mialgia)—por eso se le ha llamado «fiebre rompehuesos»—, inflamación de los ganglios linfáticos y erupciones en la piel puntiformes de color rojo brillante, llamada petequia, que suelen aparecer en las extremidades inferiores y el tórax de los pacientes, desde donde se extiende para abarcar la mayor parte del cuerpo.
Otras manifestaciones menos frecuentes incluyen:
gastritis con una combinación de dolor abdominal
estreñimiento
complicaciones renales
complicaciones hepáticas
Inflamación del bazo
náuseas
percepción distorsionada del sabor de los alimentos
vómitos
diarrea
sangrado de nariz
sangrado de encías
El dengue es causado por cuatro serotipos del virus del dengue: DEN-1, DEN-2, DEN-3 ó DEN-4; estrechamente relacionados con los serotipos del género Flavivirus, de la familia Flaviviridae.
Se transmite mediante la picadura del mosquito hembra Aedes aegypti o transfusión de sangre infectada. También es un vector el Aedes Albopictus, de actividad plena durante el día.
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Las primeras epidemias se produjeron casi simultáneamente en Asia, África y América del Norte en 1781. La enfermedad fue identificada y nombrada como tal en 1779. Una pandemia mundial comenzó en el sudeste de Asia en los años 1950 y 1975 por dengue hemorrágico —que se ha convertido en una de las principales causas de muerte entre los niños de diversos países de esa región—. El dengue como epidemia se ha vuelto más común desde la década de 1980. A principios de los años 2000, el dengue se ha vuelto la segunda enfermedad más común de las transmitidas por mosquitos y que afectan a los seres humanos —después de la malaria—.
La enfermedad posee una extensión geográfica similar a la de la malaria, pero a diferencia de ésta, el dengue se encuentra en zonas urbanas en la misma de los países tropicales. Cada serotipo es bastante diferente, por lo que no existe protección y las epidemias causadas por múltiples serotipos pueden ocurrir. El dengue se transmite a los humanos por el mosquito Aedes aegypti, el cual es el principal vector de la enfermedad en el hemisferio occidental, aunque también es transmitido por el Aedes albopictus. No es posible el contagio directo de una persona a otra.[8] [9]
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